miércoles, 16 de diciembre de 2009

Flap flap


16 de diciembre

Hoy le mentí a mamá. Le dije que nos encontrábamos con Lala y Mario, porque sola con Jerónimo no me iba a dejar ir. Por suerte mi hermana me cubre. Lala me hace gancho porque Jero es primo de Mario. Sabe que es tímido. Que si hay otros cerca no se me declara más.
Entramos con la película empezada. Había poca gente. Casi todos serían de Santa Clara, porque los de acá ya la vimos todos. Nos sentamos en la última fila. Habían prendido el ventilador de techo, que mucho no refrescaba. Su vibrar se confundía con lo que hablaban los actores. No me importaba. En un momento, Jero me ofreció un ticholo. Me parecen demasiado dulces, pero no quise despreciar. Seguro los compró para mi.
A la mitad de la película, Jero puso su brazo en la butaca y rozó el mío. Yo no lo saqué pero me vino un calor que me subió como de abajo hasta la cara. Gracias que por lo oscuro no pudo ver que estaba roja como un tomate.
Faltando poco para la parte que se despiden en el puerto, me empecé a poner nerviosa. Ibamos a salir unos minutos antes del final. Jero seguía callado. De a ratos se movía en el asiento y yo trataba de concentrarme en la película. Pero no podía. En uno de esos acomodos, pasó el brazo por arriba de mi butaca y se me acercó. Me envolvió en su típico olor, ese que me encanta: a brillantina, jabón y agua colonia. Yo me quedé dura, mirando la pantalla: estaban abrazados frente al mar, en silencio. Ella, con un pañuelo en la cabeza, él todo de blanco. Con la bulla de las gaviotas, se me atropellaron los pensamientos. Se me olvidó la respuesta que ensayé miles de veces. Jero me agarró la pera y nos miramos. Tenía la cara blanca en esa luz. Su brazo se fue de la butaca a mis hombros. Cerré los ojos y le ofrecí mis labios, contestando su :-Te amo ¿querés ser mi novia?-,(que, ahora que pienso, no dijo con esas palabras. Bueno, a decir verdad, no dijo nada).
El flap flap flap de la cinta partida nos hizo separarnos más pronto que ligero. Se prendieron las bombillas bajas y todos empezaron a protestar y patear el piso. Yo me zambullí como que había perdido algo. Deseaba con todas mis fuerzas que volviera la oscuridad.

1 comentario:

  1. Hermosamente ingenuo!! Una caricia para el alma adulta, esos momentos de pureza de la juventud de algún día!

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